Esther

Esther ascendió a la cima del ajedrecismo para luego caer desde lo más alto. Pudo haberse convertido en un juguete roto pero encontró su tabla de salvación en la danza. Un demi plié mal ejecutado truncó su segundo gran sueño. Desde entonces se volcó en la Filología, la Traducción, la Astrofísica y el Ganchillo, esta vez sin demasiadas aspiraciones.

Punto fuerte

el bricolaje.

Punto débil

las cuestas muy empinadas y las paradojas temporales.

Wúlù

Wúlù da siempre el 110 % para que sus invitados se sientan como en casa y no escatima en cariños y fiestas. Es quien mejor conoce los senderos de la sierra y tiene siempre a punto sabios consejos sobre las bondades de tumbarse al sol y correr por los prados.

Punto fuerte

hacer la croqueta.

Punto débil

le gusta lavarse en público.

Jesús

Antes de trabajar como traductor, estudió Filosofía y pasó muchas tardes por los montes; de ahí su gusto por los libros y por gastar suela pateando la Sierra de Segura. Hay quien lo llama «bestia de la interpretación», pero no está muy claro qué significa. Lo de la botánica todavía lo lleva normal.

Punto fuerte

le encanta que alguien le enseñe algo nuevo. Se queda con todo.

Punto débil

la fotogenia y los episodios transitorios de amnesia.

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